4 de diciembre de 2007

Rincones de Pamplona





Si soy sincera, recuerdo que la primera imagen que tuve de Pamplona fue de una ciudad sin encanto, de edificios viejos y sucios y torres altas. Una ciudad fría y sombría, sin ganas de acogerme. Quizás no me gustó porque no quería venir. Quizás porque quería, pero me daba pena dejar otra cuidad atrás. Quizás...aun no lo se.

Recorrí rápidamente la cuidad en coche, y ni baje, porque no m merecía la pena. Así que imagínate la imagen que tuve de Pamplona.
Sin embargo, el campus me pareció alucinante, un campa de verde intenso que rodeaba todos los edificios, cantidad de árboles y hasta un pequeño río. Pocos campus creo que tienen todas estas características. Aun así creo que le falta vida, le faltan jóvenes correteando por la campa, le faltan grupos de gente invadiendo todo el verde en cuanto se asoma un rayo de sol. Cuesta creerlo ya que en otras ciudades se pelean por un huequito en la hierba.


El caso es, que las primeras impresiones engañan, y poco a poco fui descubriendo los encantos de Pamplona. Me gusta descubrir los rincones de las ciudades, soy de las que me cojo el mapa y me recorro cada calle, observándolo todo y disfrutando de cada paso. En poco tiempo me di cuenta de que esta ciudad es muy acogedora, y al contrario de lo que pensaba, tiene muchísimo encanto. Y hay rincones únicos, cantidad de parques y vistas preciosas, lugares escondidos en el casco viejo que merece la pena conocer, y un ambiente agradable.


Salir un domingo soleado de invierno a unos 2 grados y ver que la plaza del castillo y estafeta están a rebosar da una alegría inmensa. Y para vivir aquí valoro mucho más eso que el que tenga los edificios más o menos feos, o que esté continuamente en obras.




Pamplona esta viva, y eso se nota. ¿Cuántos secretos más guardará? Estoy ansiosa por descubrirlos.

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