14 de enero de 2008

Julius Shulman


Biografia

Julius Shulman nació en Brooklyn, Nueva York, en 1910. A los 10 años se trasladado a California, donde tuvo contacto con Richard Neutra, arquitecto, y la cultura fotográfica que rodeaba el mundo de la arquitectura e interiorismo urbano.




En 1960 ya era reconocido como el más importante fotógrafo arquitectónico de todos los tiempos. Siguió su profesión compaginándola con docencia en Berkeley, de donde saldrían importantes fotógrafos formados por él.
A partir de 1987 viene recibiendo homenajes y han sido publicados varios libros sobre su obra. Destacan en esta fase las fotografías del J. Paul Getty Center.




Curiosidad:

Frank Gehry le invitó a que fotografiara el Centro Guggenheim en Bilbao.


Obra publicada:



Hay ya muchos libros dedicados a su obra entre los que destacan:



A constructed View que hace referencia a su solidez interpretativa, a su manera de fotografiar haciendo de su trabajo un manifiesto, a sus sabios silencios y a su amor por los grandes espacios.



Modernism Rediscovered, dedicada a Shulman, con textos de P. Serraino en donde se reproduce una gran parte del material de este gran fotógrafo.



L.A. Obscura. La fotografía arquitectónica de Julius Shulman. Club Diario Levante, Universidad Politécnica de Valencia y Museo de la Universidad de Alicante. 2001.



Muchisimas publicaciones en distintas revistas de arquitectura y también paginas webs con una amplia galeria fotografica de sus obras.


Actualmente sus fotografias se encuantran en el Getty Center, que dispone de unos 260.000 negativos.










Fotografias destacadas:




1./ Case Study House #22# 1960

Una de sus más interesantes fotografías es la de la casa Stahl proyectada por Pierre Koenig en 1960. Pierre Koenig es un increíble arquitecto, Norman Foster reconoce en la introducción de su monografia su interés y admiración por este arquitecto a quien califica de «piedra angular en su formación».





2./ Singleton House 1960, Los Angeles, CA

Una hermosa imagen de una obra proyectada por Richard Neutra, su mentor.










3./ Chuey House 1958, Los Angeles, CA

Otro homenaje a las obras de Richard Neutra






4./ Portfolio #10, Skinner House



5./ Johnson House#3, 1962, Steel House










6./ Guggenheim, Bilbao



Invitado por Frank Gehry para fotografiar el edificio















6./ "Edificio de la General Dinamics Astronautics, San Diego" , 1964





















ANALISIS FOTOGRAFICO

1964
"Edificio de la General Dinamics Astronautics, San Diego, Charles Luckman, William Pereira"


Me centraré en el estudio de los aspectos fotograficos de esta fotografia.


Me centrare en el estudio de los aspectos fotograficos de esta fotografía. El motivo es el hall de la General Dinamics Astronautics, se centra sobre todo en la rampa , y las dos figuras que se aprecian le dan escala a la imagen.
Geometría
Las líneas paralelas verticales de la mitad superior de la imagen que sustentan la rampa contrastan con la forma de ésta en espiral.
Y las líneas concéntricas de la parte inferior centran en un punto toda la tensión de la imagen. El punto de base circular que sustenta todo lo rectilíneo.

La espiral es el centro de nuestra atención, que a su vez, contrasta con el fondo en sombra que es rectilíneo y ortogonal.

Planos

Primer plano, el elemento central inferior. Círculo del que nace la estructura.

Segundo plano. Estructura de la espiral en ascenso, con la pareja detenida a media altura. En realidad se trata de una sensación óptica, porque la espiral está lógicamente centrada sobre el círculo emisor, pero es la perspectiva la que construye una multiplicidad espacial que nos hace pensar en un segundo término, lo cual se refuerza por el lugar que ocupa la pareja y por la presencia al fondo de otros espacios.

Espacios, al fondo, en profundidad.

Profundidad de campo
Todos los elementos son nítidos, incluso los más alejados. Hay una gran profundidad de campo y sólo permanece en penumbra el techo superior y los marcos de las ventanas del fondo.


Iluminación
Parece que la iluminación es natural, todo esta muy bien iluminado. Deja a contraluz la pareja a que da una evidente importancia.


Tensión
Todos los cruces entre los elementos rectos y curvos, generan tensión. Esta se multiplica por la existencia de líneas en diagonal concéntricas.



Dinamicidad
Gran dinamismo, fruto de un constante movimiento de la mirada, encaminada por las líneas y curvas, sus confluencias y divergencias. Hay un recorrido visual.
Reflejo


El reflejo de la base de la espiral en el suelo, dota a la parte inferior de la imagen de una simetría que no deja de ser atractiva.


La pareja


La pareja en contraluz no solo da escala y profundidad a la imagen, sino que de da habitabilidad. ¿Que es un edificio sin el hombre? Creo que es algo importante en las imágenes de arquitectura, la presencia de elementos humanos. Hoy en día esta muy de moda lo minimalista, la colocación de los elementos en lugares determinados y las fotografías vacías sin elementos humanos. Los edificios y las viviendas son para las personas, por tanto, pierden su función e interés si se elimina el componente humano.


COMPOSICIÓN


La fuerza más exquisita de esta fotografía es precisamente el aspecto compositivo, aquí no se trata de narrar una acción o hacer una instantánea sobre un acontecimiento, lo importante es el edificio, pero todos los elementos se han compuesto de una forma que es única y probablemente irrepetible.
Sencillez
A simple vista parece una fotografía confusa, saturada de elementos, pero en la realidad se trata de una sola unidad, un solo centro de nuestra mirada. Una sencilla espiral.El fondo a su vez es muy simple, solo unos ventanales por donde entra la luz.


Regla de los tercios


La imagen genera una estructura en forma de cono invertido en el que confluyen las líneas de fuga. La espiral de distribuye en torno a los 4 puntos significativos de la regla de los tercios. Las líneas coinciden con las líneas imanarías que dividen la imagen en tercios. A su vez tiene elementos que están centrados, cono el punto de sujeción que esta en el tercio inferior.
Líneas


Como ya he mencionado antes respecto a su geometría. Las líneas convergentes en el punto inferior nos abren la mirada en forma de cono invertido hacia es resto de la imagen.


Equilibrio


Esta todo sustentado por la base circular del inferior, que a su ver dirige la mirada hacia la espiral. Hay equilibrio, se ve el comienzo y el final de la rampa, sus puntos de apoyo. A la vez hay sensación de que la rampa en espiral va recorriendo el espacio, vuela, pero no genera tensión de desequilibrio, hay armonía. También la pareja en contraluz parece suspendida en el aire. Podemos hablar de equilibrio dinámico.


Encuadre


En cuanto al encuadre, esta perfectamente elaborado, encaja a la perfección el fondo de los ventanales, y la espiral ocupa prácticamente toda la fotografía, dejando un poco de techo y un poco de suelo. A los laterales ha cortado un poco la espiral. Siguiendo las reglas de la composición es mejor no cortar el motivo de la fotografía pero en este caso, aunque se corte, no se corta el recorrido visual que t sugiere la espiral. También consigue gran verticalidad que contrasta con las curvas de la espiral y le de más protagonismo. La dirige hacia arriba. Por tanto yo creo que el encuadre es correcto.


Relación fondo-figura


Como también e comentado antes, en esta imagen es muy importante el fondo, ya que contrasta con el motivo, la espiral, al ser un fondo rectilíneo, con partes en contraluz y com. Mucha ortogonalidad. No se mezclan los elementos, no se confunden. Si el fondo de la imagen fuera liso, la espiral no seria tan significativa, al tener tantas líneas rectas muy marcadas en el fondo, dota a la espiral de mucha presencia, de importancia.


CONCLUSIÓN


Julius Shulman es uno de los fotógrafos de Arquitectura más reconocidos mundialmente. Su estudio de la vivienda moderna en Estados Unidos entre 1930 y 1960, es uno de sus mejores trabajos. A mi personalmente, la imagen que he analizado me parece una de las más interesantes, no solo por su duro trabajo de composición sino por la belleza que transmite del espacio fotografiado. Un fotógrafo de Arquitectura necesita un conocimiento previo de los elementos arquitectónicos, solo así podrá transmitir en sus fotografías la verdadera esencia de una obra arquitectónica, potenciando sus aspectos más característicos. Shulman es capaz de centrarse en lo esencial del edificio y a la vez consigue armonía y belleza en sus imágenes.

¿Piensan los jóvenes?






















Autor: Jaime Nubiola
Profesor de FilosofíaUniversidad de Navarra

Fecha: 20 de noviembre de 2007

Publicado en: La Gaceta de los Negocios (Madrid)

La impresión prácticamente unánime de quienes convivimos a diario con jóvenes es que, en su mayor parte, han renunciado a pensar por su cuenta y riesgo. Por este motivo aspiro a que mis clases sean una invitación a pensar, aunque no siempre lo consiga. En este sentido, adopté hace algunos años como lema de mis cursos unas palabras de Ludwig Wittgenstein en el prólogo de sus Philosophical Investigations en las que afirmaba que "no querría con mi libro ahorrarles a otros el pensar, sino, si fuera posible, estimularles a tener pensamientos propios".

Con toda seguridad este es el permanente ideal de todos los que nos dedicamos a la enseñanza, al menos en los niveles superiores. Sin embargo, la experiencia habitual nos muestra que la mayor parte de los jóvenes no desea tener pensamientos propios, porque están persuadidos de que eso genera problemas. "Quien piensa se raya" -dicen en su jerga-, o al menos corre el peligro de rayarse y, por consiguiente, de distanciarse de los demás. Muchos recuerdan incluso que en las ocasiones en que se propusieron pensar experimentaron el sufrimiento o la soledad y están ahora escarmentados. No merece la pena pensar -vienen a decir- si requiere tanto esfuerzo, causa angustia y, a fin de cuentas, separa de los demás. Más vale vivir al día, divertirse lo que uno pueda y ya está.

En consonancia con esta actitud, el estilo de vida juvenil es notoriamente superficial y efímero; es enemigo de todo compromiso. Los jóvenes no quieren pensar porque el pensamiento -por ejemplo, sobre las graves injusticias que atraviesan nuestra cultura- exige siempre una respuesta personal, un compromiso que sólo en contadas ocasiones están dispuestos a asumir. No queda ya ni rastro de aquellos ingenuos ideales de la revolución sesentayochista de sus padres y de los mayores de cincuenta años. "Ni quiero una chaqueta para toda la vida -escribía una valiosa estudiante de Comunicación en su blog- ni quiero un mueble para toda la vida, ni nada para toda la vida. Ahora mismo decir toda la vida me parece decir demasiado. Si esto sólo me pasa a mí, el problema es mío. Pero si este es un sentimiento generalizado tenemos un nuevo problema en la sociedad que se refleja en cada una de nuestras acciones. No queremos compromiso con absolutamente nada. Consumimos relaciones de calada en calada, decimos "te quiero" demasiado rápido: la primera discusión y enseguida la relación ha terminado. Nos da miedo comprometernos, nos da miedo la responsabilidad de tener que cuidar a alguien de por vida, por no hablar de querer para toda la vida".

El temor al compromiso de toda una generación que se refugia en la superficialidad, me parece algo tremendamente peligroso. No puede menos que venir a la memoria el lúcido análisis de Hannah Arendt sobre el mal. En una carta de marzo de 1952 a su maestro Karl Jaspers escribía que "el mal radical tiene que ver de alguna manera con el hacer que los seres humanos sean superfluos en cuanto seres humanos". Esto sucede -explicaba Arendt- cuando queda eliminada toda espontaneidad, cuando los individuos concretos y su capacidad creativa de pensar resultan superfluos. Superficialidad y superfluidad -añado yo- vienen a ser en última instancia lo mismo: quienes desean vivir sólo superficialmente acaban llevando una vida del todo superflua, una vida que está de más y que, por eso mismo, resulta a la larga nociva, insatisfactoria e inhumana.

De hecho, puede decirse sin cargar para nada las tintas que la mayoría de los universitarios de hoy en día se consideran realmente superfluos tanto en el ámbito intelectual como en un nivel más personal. No piensan que su papel trascienda mucho más allá de lograr unos grados académicos para perpetuar quizás el estatus social de sus progenitores. No les interesa la política, ni leen los periódicos salvo las crónicas deportivas, los anuncios de espectáculos y algunos cotilleos. Pensar es peligroso, dicen, y se conforman con divertirse. Comprometerse es arriesgado y se conforman en lo afectivo con las relaciones líquidas de las que con tanto éxito ha escrito Zygmunt Bauman.

Resulta muy peligroso -para cada uno y para la sociedad en general- que la gente joven en su conjunto haya renunciado puerilmente a pensar. El que toda una generación no tenga apenas interés alguno en las cuestiones centrales del bien común, de la justicia, de la paz social, es muy alarmante. No pensar es realmente peligroso, porque al final son las modas y las corrientes de opinión difundidas por los medios de comunicación las que acaban moldeando el estilo de vida de toda una generación hasta sus menores entresijos. Sabemos bien que si la libertad no se ejerce día a día, el camino del pensamiento acaba siendo invadido por la selva, la sinrazón de los poderosos y las tendencias dominantes en boga.

Pero, ¿qué puede hacerse? Los profesores sabemos bien que no puede obligarse a nadie a pensar, que nada ni nadie puede sustituir esa íntima actividad del espíritu humano que tiene tanto de aventura personal. Lo que sí podemos hacer siempre es empeñarnos en dar ejemplo, en estimular a nuestros alumnos -como aspiraba Wittgenstein- a tener pensamientos propios. Podremos hacerlo a menudo a través de nuestra escucha paciente y, en algunos casos, invitándoles a escribir. No se trata de malgastar nuestra enseñanza lamentándonos de la situación de la juventud actual, sino que más bien hay que hacerse joven para llegar a comprenderles y poder establecer así un puente afectivo que les estimule a pensar.

Retratos

5 de diciembre de 2007

Reflejos













Pequeñas cosas que tiene la vida.
Cuántas veces habré paseado por aceras encharcadas, por delante de cristaleras inmensas, y cerca de cantidad de vehículos aparcados...y, sin embargo, qué pocas veces habré pensado que habia belleza en ellos.
Y es que la fotografia muchas veces te hace centrarte en las cosas bellas del mundo, caminar por el irregular paseo del casco viejo y apreciar un pequeño charco de lluvia en el que puedo ver reflejada la catedral, el cielo, o a mi misma. Ojala todos fueramos capaces de apreciarlo.
Vemos reflejos de cosas en cualquier momento, solo hay que prestar un poco de ateción.
Y la esencia detodo esto está en saber mirar, saber mirar de forma que consigas ver reflejado algo en algo. Estamos rodeados de espejos continuamente y, lamentablemente, sólo los usamos para retocarnos el pelo, ¿y si los fotografiamos?
Los espejos dan mucho juego, podemos hacer repeticiones de un objeto real tantas veces como queramos, podemos reflejar la luz, e incluso controlar hacia qué dirección la queremos. Podemos fotografiar cosas que desde ese punto de vista serian imposibles sin un espejo.
En Arquitectura son muy importantes los reflejos, hoy en dia con tanta construccion de vidrio, se consiguen edificios que reflejan todo el cielo, y parece que son "invisibles", reflejos en piscinas, ventanas, espejos. Todo eso da la impresión de más espacio y más luz.
En fotografia pasa algo parecido, podemos captar más espacio, más imagen, vemos un objeto real, un lago, y en el reflejo, vemos su entorno, cantidad de flores y vegetacion preciosa. Esto no lo veriamos sin los reflejos.

4 de diciembre de 2007

Rincones de Pamplona





Si soy sincera, recuerdo que la primera imagen que tuve de Pamplona fue de una ciudad sin encanto, de edificios viejos y sucios y torres altas. Una ciudad fría y sombría, sin ganas de acogerme. Quizás no me gustó porque no quería venir. Quizás porque quería, pero me daba pena dejar otra cuidad atrás. Quizás...aun no lo se.

Recorrí rápidamente la cuidad en coche, y ni baje, porque no m merecía la pena. Así que imagínate la imagen que tuve de Pamplona.
Sin embargo, el campus me pareció alucinante, un campa de verde intenso que rodeaba todos los edificios, cantidad de árboles y hasta un pequeño río. Pocos campus creo que tienen todas estas características. Aun así creo que le falta vida, le faltan jóvenes correteando por la campa, le faltan grupos de gente invadiendo todo el verde en cuanto se asoma un rayo de sol. Cuesta creerlo ya que en otras ciudades se pelean por un huequito en la hierba.


El caso es, que las primeras impresiones engañan, y poco a poco fui descubriendo los encantos de Pamplona. Me gusta descubrir los rincones de las ciudades, soy de las que me cojo el mapa y me recorro cada calle, observándolo todo y disfrutando de cada paso. En poco tiempo me di cuenta de que esta ciudad es muy acogedora, y al contrario de lo que pensaba, tiene muchísimo encanto. Y hay rincones únicos, cantidad de parques y vistas preciosas, lugares escondidos en el casco viejo que merece la pena conocer, y un ambiente agradable.


Salir un domingo soleado de invierno a unos 2 grados y ver que la plaza del castillo y estafeta están a rebosar da una alegría inmensa. Y para vivir aquí valoro mucho más eso que el que tenga los edificios más o menos feos, o que esté continuamente en obras.




Pamplona esta viva, y eso se nota. ¿Cuántos secretos más guardará? Estoy ansiosa por descubrirlos.

7 de noviembre de 2007

ILUSTRA UN ARTICULO

Las manos de la “amatxi”


Texto de Asier Barandiarán

El 10 de junio de 1973 se celebró en Oiartzun (Guipúzcoa) un homenaje a un bertsolari. A este acto fue invitado Xalbador, el pastor de Urepel (Baja Navarra). Cuando le tocó su turno, se acercó con solemnidad al micrófono. Su figura mostraba a un hombre sereno y rebosante de confianza. Don Juan Mari Lekuona fue el encargado de comunicarle el tema sobre el que debía cantar de un modo improvisado: “Xalbador, éste es tu tema, las manos de la abuela, “amatxiren eskuak”. Tras unos segundos de concentración empezó a cantar con una melodía suave y nostálgica:




Aizu, amona, aspaldian zu etorri zinen mundura,ta zure baitan ibili duzu zonbait-zonbait arrangura;nik ikustean begi xorrotxez zuk duzun esku zimurra,laster mundutik joanen zarela etorzen zeraut beldurra.



Escucha abuela,hace ya mucho tiempo que viniste al mundo,y en tu interior has pasado muchas preocupaciones.Al contemplar con mi fina mirada esas queridas manos arrugadas,me viene un temor de que pronto tendrás que dejar este mundo.




Los oyentes no esperaban esta salida. Mirando a Xalbador podrían asegurar que no es un ejercicio de erudición y rima el de éste buen pastor. En su cara parecía vislumbrarse una añoranza de esa “amatxi”. Xalbador, sin cambiar el gesto grave y profundo de su rostro, canta su segundo bertso:




Beste amatxi asko ikusi izan ditut han-hemenka,Jainkoa, otoi, ez dadiela gaukoan eni mendeka:zure eskuak ez bitza, otoi, behin betiko esteka,semeatxiak hain maite baitu esku horien pereka.





He visto en todo el mundo a otras muchas “amatxis”,Señor, por favor, que me perdonen hoy lo que digo,que tus manos, “amatxi” mía, no se agarroten nunca,pues éste tu nieto tanto ama las caricias de esas manos arrugadas.Cuando los oyentes todavía no se habían repuesto de la emoción, Xalbador lanzó al aire su tercer bertso:




Ene amatxik mundu guzian ba ote zuen berdinik?Dudatzen nago hardu dukeen nehoiz atseginik;orai eskuak ximurtu zaizko zainak hor dazura urdinik,eta ez dago arritzekoa horrenbeste lan eginik.



Mi “amatxi” en todo el mundo ¿acaso tendría una igual?estoy dudando de que alguna vez hubiese tomado un descanso,ahora se le han envejecido las manos,y sus venas azules las tiene ahí a la vista,no es de extrañar... ¡tanta labor han hecho!

Xalbador con esa mirada suya perdida en el horizonte está viendo a su abuela trabajando, hilando la lana, cuidando la olla en el fuego, meciendo la cuna de su nieto, desgranando las mazorcas de maíz o las cuentas del rosario. Una abuela, con unas manos arrugadas, que fue la memoria de esa comunidad familiar.







30 de octubre de 2007

Mercado de Santo Domingo

El Mercado de Santo Domingo, apreciado por todos los pamploneses y todos aquellos que lo recorren, es hoy el centro de atención de mi cámara. Es antiguo, pero aún así está lleno de vida. Digno de envidia por parte de "el corte inglés". Donde las compras masificadas quitan la verdadera esencia de un mercado.

Entré insegura, de algún modo sentía que la gente podía leerme en los ojos lo que me proponía, parecía que sabían que llevaba escondida mi cámara.

Di un paseo inofensivo por el precioso mercado, observando cada puesto, sonriendo a cada tendero, y la verdad, cada vez me sentía más cómoda. Decidí empezar captando el ambiente que sentiría un cliente, ver lo que ven ellos, paresando por los alrededores observando el genero y di con una señora mayor que se notaba q conocía a cada tendero, que llevaba años yendo, le conté que estaba haciendo yo allí y le pregunté que porqué le gustaba tanto el mercado.

-Acaso no lo ves, es una maravilla poder tener este trato al ir a la compra-dijo sonriente.

Las jóvenes fruteras también sonrieron.

-Ya, ya han venido varios compañeros tuyos, ¡saca lo que quieras!-comentó sonriente mientras se medio escondía ante la presencia de mi cámara.

Admito que me sentí aliviada, tenia miedo de no saber crear un ambiente en e que se sintieran cómodas.

Noté que el pescadero de enfrente miraba interesado y me acerqué, le comenté de qué se trataba.

-Jo, si hubieras venido antes, ¡te podría haber enseñado un tiburón que tenía!-dijo entusiasmado y a la vez entristecido.


-Ja,ja, de la que te has librado, no t hubiera dejado irte hasta que fotografiaras el tiburón-Dijo a carcajadas su mujer.

Me reí, ¡qué pareja más encantadora!Así la verdad es que da gusto hacer la compra, se ganan la confianza y simpatia de cualquiera.Una sonrisa es la mejor publicidad.
Un señor mayor que esperaba la cola me comentó:

-Oye, nos pagaras, ¿no?-

Yo me reí, pensando que era por hacer la gracia, pero por lo visto la pensión no le daba para mucho, o tenia un mal día.

Paseé por el mercado, a rebosar, la gente iba y venia con prisas. Pero siempre había tiempo para charlar con la tendera sobre lo mayores que se están haciendo los nietos.
Llegué al puesto de las flores, donde un tímido tendero me miraba con desconfianza. Hable un rato con el, y al final conseguí sacarle, en un segundo plano, pero algo es algo. Su simpática compañera no puso ninguna pega.

-¡Que suerte has tenido! Acabamos de llenar el puesto de flores.-exclamó entusiasmada.

Seguí con mi propósito y tropecé con una pequeñaja que correteaba entre los puestos. Le pregunté a su madre y en cuanto saqué la cámara la niña que quedo paralizaba observándome, con esa mirada que parece querer saberlo todo.


Pasé al puesto de la carne y 3 tenderos muy abiertos se ofrecieron a posar juntos. Y al oír eso, un cliente que pasaba por allí se apuntó, y cerveza en mano, brindaron alegremente.

-¡Por un buen chuletón!-al unísono.


Cada vez me encontraba más a gusto, la verdad que la gente estaba de buen humor y eso se nota en el trato con los demás.

Pase y vi a una señora con un carrito con gemelos, y al comentarle lo que hacia, se ofreció a salir, y otra compradora que hacia cola junto a ella se animó.

-Venga sí, ¡que yo salgo con los niños!
Y entusiasmadas sonrieron a la cámara.
Pasé por otro puesto de frutas, más pequeño que el primero, pero igual de agradable. Y un comprador muy simpático comía un plátano mientas su mujer era atendida. Le pregunte si podía fotografiarles, y tímidamente escondió el plátano (inútilmente, porque se le ve) e izo un esfuerzo por sonreír.

Que animada estaba la gente, nadie me había puesto pegas por salir, si que me preguntaban para qué era, pero en cuanto les explicaba y les daba la dirección de Internet se ofrecían alegremente.

Volví al puesto de las frutas y hortalizas del principio, el más colorido y alegre.
-¿Como va el trabajo?-me pregunto una de ellas-Si quieres puedes pasar y sacar desde dentro.-

Emocionada me metí dentro del puesto, otra perspectiva del mercado me daría mucho juego. Ves a la gente eligiendo lo que quieres, dudando entre unas u otras manzanas, analizando la mercancía.
-¡Cuidado no t caigas, que hay trocitos de lechuga por el suelo!-me advirtió la encargada.
Normal, eran casi las 2 del medio día y habían tenido un jaleo todo la mañana de cuidado.
Me despedí alegremente de ellas, agradeciéndoles lo amables que habían sido en todo momento, y les di la dirección de la página de Internet para que pudieran ver las fotos. Y al salir, no ¡pero que tonta he sido! resulta que me entretuve tanto fotografiando en la planta baja que gasté todo el carrete allí y me quedé sin sacar los puestos de arriba. Que pena. Daban ganas de volver otro día.
Me fui satisfecha, había captado el ambiente del mercado, alegre, dinámico y ajetreado.

Nota: Gracias a todos os que participaron en este trabajo y gracias por ser todos tan amables.